Ayer vi un interesante documental en la tele.
Durante la guerra de las Malvinas, la armada argentina decidió enviar un comando a Gibraltar para atacar barcos ingleses. Para formar el grupo operativo, recurrieron a antiguos activistas montoneros.
Finalmente, la actuación no se llevó a cabo.
Por un lado, la indecisión del mando argentino, siempre pendiente de negociaciones diplomáticas, pospuso el ataque en un par de ocasiones propicias.
La inteligencia británica, por otra parte, había conseguido descifrar los mensajes que se cruzaban entre el almirantazgo argentino y la embajada en España y estaba al corriente de la operación. Tras mucho dudar, decidieron enviar una nota oficial a la inteligencia española. Cabe decir aquí que en esos mismos días, el reino de España se incorporaba a la OTAN, y permitir actos de sabotaje desde suelo español contra intereses de un aliado no habría sido entrar con buen pie.
Además de todo esto, con los terroristas de ETA actuando y el mundial de fútbol que ese año se celebraba en España, la policía había incrementado sus controles, entre otras cosas, sobre las agencias de alquileres de vehículos, y ya estaban tras la pista de un grupo de argentinos que actuaban sospechosamente en la costa malagueña.
Los argentinos fueron arrestados por la policía española y discretamente enviados de vuelta a su país. No quedó constancia escrita del incidente en los archivos policiales y los explosivos intervenidos fueron destruidos en un campo militar de maniobras de Almería.
Pero, ¿por qué fue la policía y no la inteligencia militar la que intervino?
viernes, noviembre 30, 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario