Ayer me tuve que enfrentar a una misión imposible. Encontrar aquí una bandera de Chile, necesaria como parte del atrezo de una obra de teatro, tiene una dificultad comparable a la de encontrar una bandera de la República Española en el barrio de Salamanca. Sin embargo había esperanzas, ya que en todas las tiendas de souvenirs encuentras racimos de banderas y ¿por qué no una chilena? Pues porque no, sencillamente.
Fue el tercer pakistaní que visitamos el que reaccionó de una forma más curiosa: sacó su teléfono móvil, se puso a teclear con los dos pulgares a una velocidad increible y preguntó: "¿ésta?" ¡Se había ido al google a buscarla! Dos tiendas más allá, otro vendedor nos dijo que la de Chile no, pero que las de Colombia y Brasil sí que nos las podía ofrecer. Claro, le contestamos que no era lo mismo.
Con estas sensaciones tan extrañas rebosando el alma, llego a casa y veo al final del telediario la que podríamos clasificar como LA GILIPOLLEZ DEL MES DE DICIEMBRE, mes, por otra parte, muy dado al tema. Fue escuchar los nombres de los pinchos finalistas y ganadores del concurso mundial de pinchos (que ya tiene cojones "per se") y no poder evitar soltar una retahíla de improperios. Pero ¿es que nos hemos vuelto todos tontos del todo ya?
viernes, diciembre 14, 2007
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Sijosi...
ResponderEliminar¿Que no hay sabanas blancas y pintura alli, o que ?
ResponderEliminarSÍ
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