En su ya lejana juventud, los viejos del palco eran aficionados al modelismo (estático y militar para ser exactos). Una cosa lleva a la otra, y... +/- Leer más
el modelismo les llevó a la revista "Military Modelling". Un día, motivados por sus aficiones y alentados por una moderada consumición de cerveza, publicaron un anuncio en dicha revista pidiendo gorras militares de cualquier parte del mundo. Durante unos años cambiaron prendas de cabeza (así se les llama a lo fino) con gente del Reino Unido, Polonia, Nueva Zelanda, Australia y otros exóticos parajes. Si bien sus achaques no les permiten continuar con figuras y maquetas con el ritmo y dedicación que a ellos les gustaría, todavía, de vez en cuando, despliegan sus archiperres bajo la luz del flexo y se ejercitan en tan noble afición. Lo que sí que han conservado y mantendrán hasta el último de sus días es esa persistente manía de pedir a todo el que conocen (o no) que les traiga una gorra militar de su destino de vacaciones, trastero a vaciar o casa de sus abuelos a derribar. En este blog se recogerán pensamientos repentinos, ideas (las más de las veces descabelladas), vivencias publicables y se compartirán con la audiencia las adquisiciones gorrísticas (o de gorra) acumuladas a lo largo de tantos y tantos años. Y por qué no, alguna que otra figura recién pintadita, antes de que el polvo cubra sus detalles.

viernes, diciembre 14, 2007

romerales' continent

Ayer me tuve que enfrentar a una misión imposible. Encontrar aquí una bandera de Chile, necesaria como parte del atrezo de una obra de teatro, tiene una dificultad comparable a la de encontrar una bandera de la República Española en el barrio de Salamanca. Sin embargo había esperanzas, ya que en todas las tiendas de souvenirs encuentras racimos de banderas y ¿por qué no una chilena? Pues porque no, sencillamente.

Fue el tercer pakistaní que visitamos el que reaccionó de una forma más curiosa: sacó su teléfono móvil, se puso a teclear con los dos pulgares a una velocidad increible y preguntó: "¿ésta?" ¡Se había ido al google a buscarla! Dos tiendas más allá, otro vendedor nos dijo que la de Chile no, pero que las de Colombia y Brasil sí que nos las podía ofrecer. Claro, le contestamos que no era lo mismo.

Con estas sensaciones tan extrañas rebosando el alma, llego a casa y veo al final del telediario la que podríamos clasificar como LA GILIPOLLEZ DEL MES DE DICIEMBRE, mes, por otra parte, muy dado al tema. Fue escuchar los nombres de los pinchos finalistas y ganadores del concurso mundial de pinchos (que ya tiene cojones "per se") y no poder evitar soltar una retahíla de improperios. Pero ¿es que nos hemos vuelto todos tontos del todo ya?

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