En su ya lejana juventud, los viejos del palco eran aficionados al modelismo (estático y militar para ser exactos). Una cosa lleva a la otra, y... +/- Leer más
el modelismo les llevó a la revista "Military Modelling". Un día, motivados por sus aficiones y alentados por una moderada consumición de cerveza, publicaron un anuncio en dicha revista pidiendo gorras militares de cualquier parte del mundo. Durante unos años cambiaron prendas de cabeza (así se les llama a lo fino) con gente del Reino Unido, Polonia, Nueva Zelanda, Australia y otros exóticos parajes. Si bien sus achaques no les permiten continuar con figuras y maquetas con el ritmo y dedicación que a ellos les gustaría, todavía, de vez en cuando, despliegan sus archiperres bajo la luz del flexo y se ejercitan en tan noble afición. Lo que sí que han conservado y mantendrán hasta el último de sus días es esa persistente manía de pedir a todo el que conocen (o no) que les traiga una gorra militar de su destino de vacaciones, trastero a vaciar o casa de sus abuelos a derribar. En este blog se recogerán pensamientos repentinos, ideas (las más de las veces descabelladas), vivencias publicables y se compartirán con la audiencia las adquisiciones gorrísticas (o de gorra) acumuladas a lo largo de tantos y tantos años. Y por qué no, alguna que otra figura recién pintadita, antes de que el polvo cubra sus detalles.

lunes, diciembre 10, 2007

¿sol?

Hace ya semanas que en este trozo del mundo en el que vivo, sabemos del sol porque cuando salimos de casa para ir a trabajar, el cielo se tiñe de gris y se apagan las farolas de la calle. Esa claridad tenue dura unas ocho horas y a las cuatro y media o así, el cielo vuelve a ser negro, o amarillo si le rebotan las farolas. Los que no nacimos aquí conocemos el sol porque lo hemos vivido, disfrutado y sufrido, sobre todo en los hombros en verano, pero los nativos sólo por referencias escritas y de cuando salen de vacaciones.

A algunos les afecta enormemente la falta de sol. Se deprimen. Otros reclaman un sitio para trabajar con una ventana cerca, aunque el tenerla no les garantice más que la dudosa luminosidad de la que hablaba antes. Cuando yo empiezo a sentir que me puede afectar esa falta de sol, me acuerdo de aquellos días en pleno centro de la meseta, caminando pegado a las fachadas para aprovechar la escasa sombra que proyectaban cornisas y alféizares con el fin de tratar de evitar morir deshidratado. Aquella temporada duraba al menos seis meses al año y me saturó para los restos.

El intento de añadir pestañas al blog se va complicando. No encuentro por ninguna parte los códigos html que hay que sustituir. Paciencia, buscaremos alternativas.

1 comentario:

  1. Querido friend:
    Ayer fuimos mi mujer, mi hija y el que escribe a la piscina... vale, cubierta, pero piscina, y se me pusieron los hombros morenos porque por los ventanales entraba ese generoso sol de invierno que tenemos en España.
    Pasó, además, como siempre: puente, todos los días con niebla y el último día un sol achicharrante, para joder a los que están dentro de un coche en las queridas caravanas de vuelta a casa de este nuestro país.
    Tú sigue con las pestañas, que yo sigo intentando poner músicac a esto... ¿dónde coños viene "añadir música"?
    Salu2

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