Pues ya está, ya hemos pasado otra nochevieja. Otra vez el especial de la tele, la cena en buena compañía, las uvas (¿no os parece que de unos años a esta parte las campanadas van demasiado lentas y ya no tiene gracia lo de comerse las uvas?), los brindis con cava, este año cremant alsaciano, y/o sidra, la lagrimita por los que ya no están y cierto alivio porque ese mal trago pasa pronto.
Nuevos ataques a las bandejas de turrón y polvorones. Frontales, nada de florituras tácticas, a mogollón. Convencer a los que salen de que no vuelvan demasiado tarde (o pronto ya a la mañana siguiente) y el inefable karaoke vanbasco.
Y a la mañana siguiente, con las legañas puestas, el concierto de año nuevo desde Viena y la renovación del firme propósito de, un año de estos, verlo allí, en directo, desde una de las butacas invariablemente repletas de japoneses.
Feliz 2008 a todos.
Ah, estamos tratando de completar con fotos de detalle las entradas "de gorra". Daos una vueltecita a ver qué tal.
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