En su ya lejana juventud, los viejos del palco eran aficionados al modelismo (estático y militar para ser exactos). Una cosa lleva a la otra, y... +/- Leer más
el modelismo les llevó a la revista "Military Modelling". Un día, motivados por sus aficiones y alentados por una moderada consumición de cerveza, publicaron un anuncio en dicha revista pidiendo gorras militares de cualquier parte del mundo. Durante unos años cambiaron prendas de cabeza (así se les llama a lo fino) con gente del Reino Unido, Polonia, Nueva Zelanda, Australia y otros exóticos parajes. Si bien sus achaques no les permiten continuar con figuras y maquetas con el ritmo y dedicación que a ellos les gustaría, todavía, de vez en cuando, despliegan sus archiperres bajo la luz del flexo y se ejercitan en tan noble afición. Lo que sí que han conservado y mantendrán hasta el último de sus días es esa persistente manía de pedir a todo el que conocen (o no) que les traiga una gorra militar de su destino de vacaciones, trastero a vaciar o casa de sus abuelos a derribar. En este blog se recogerán pensamientos repentinos, ideas (las más de las veces descabelladas), vivencias publicables y se compartirán con la audiencia las adquisiciones gorrísticas (o de gorra) acumuladas a lo largo de tantos y tantos años. Y por qué no, alguna que otra figura recién pintadita, antes de que el polvo cubra sus detalles.

miércoles, febrero 27, 2008

Aqui el tipo este

Aquí el jodío éste iba vestido de "rey de un barco" como le denominó algún profe del instituto.
Todo empezó con un catálogo de maquetas Tamiya, más sobado que la barra del metro, o que el coñ..., no déjalo que te pierdes del estilismo, muy sobado, usado, ajado y ojeado, eso es.

Después llegaron los dibujillos en los márgenes de los apuntes, incluido aquel Mariano explicando el momento de giro mientras hacía ballet clásico. Llego un momento que sin siquiera hablar en clase nos echaban al pasillo a la vez, por pura compenetración muda.

Más tarde llegaron diversos avatares que nos separaron, por pura vaguería nada más, ni malos rollos ni nada, en realidad no creo haber discutido nunca con él, lo estupendo es que si lo he hecho, discutir, no me acuerdo, ¿no es estupendo? Un día nos encontramos y a pesar de haber pasado algunos años parecía que no, con lo cual seguimos como si así fuera y nos convertimos en compañía de la buena, en paño de lagrimas cuando había que llorar y colega de farra cuando había que farrear, y otra vez en paño de lagrimas cuando había que reír, en pintura con patatas, en cámbiame la niña que se me seca el field grey, en hay que joderse qué mal te ha quedado eso por no presentarlo, y en muchas más cosas.

Sabe más cosas de mi que yo mismo a veces, y creo que yo de él, y a pesar de estar ahora en distancia cuando nos reencontramos tenemos la sensación de haber estado ayer juntos y salvo tomarnos las cervecitas en directo no hay ninguna diferencia.

Que se hace viejo..., ¡toma! ¡y los demás!, como que esa enfermedad que se llama juventud sólo la cura la edad, y que un día más es sólo eso, un día más, que 365 hacen un año, pues mira qué bien y 3.652 días hacen 10 (nótese que he contado con dos bisiestos).

Podría contar, referir y documentar miles de hechos más, pero para qué, este tío es mi AMIGO, mejor que cualquier hermano que pudiera haber tenido, que éstos no se escogen y los amigos sí, bueno éste no, éste no hizo falta escogerlo, sólo encontrarlo.

Ale ya esta. Esto es todo amigos.

P.D. Ese marfil necesita más blanco

4 comentarios:

  1. Yo tengo una amiga así, de esas en que los silencios son discursos. Ella vive en Madrid, yo en el País Vasco. Siempre que nos vemos nos contamos las mismas chorradas y la última, fue que descubrí en mi diccionario de francés de EGB unas anotaciones nuestras (de esas que se escriben en clase para que no te pillen con una hojita) y recordamos que yo fui una vez Ana Karenina y le escribía cartas con plumilla y dibujos de El Principito. Me las ha enviado por carta y nos hemos vuelto a reir juntas.
    Sobre todo esos silencios mientras paseábamos por el instituto comiendo nuestros bocatas de chorizo. ahhhhhhhhhhhh

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  2. El post me ha levantado la moral, que a medio día andaba por los suelos. En dos días mi hija se hacía mayor y yo me hacía viejo dos veces, y encima ¡con el año de la fórmula!

    "Venga, que no los aparentas, que eres el más joven de la sección, que tal, que cual..." Pero no funcionaba.

    Ésto sí que ha funcionado. Muchas gracias. Te voy a tener que hinchar a cerveza.

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  3. Acabas/is de describir mi propia experiencia. Y me explico. Yo soy hija única (y no por ello tonta, de eso se encargó mi padre, que no soporta a mi prima V., que no es hija única, pero es la tontería elevada a la máxima potencia), así que encontré a mis hermanos del alma en las aulas de un colegio religioso, al que todos odiábamos ir. Mi hermana era repetidora profesional (lo hizo para cruzarse conmigo, sin duda) y mi hermano el más inadaptado de la clase. Nos hicimos expertos en riñas, castigos, notitas para los padres, echamientos de clase y suspensos inmerecidos por pura venganza docente. También nos separó la vida un tiempo, pero sólo físicamente, ya que nada cambió en las almas. Y hoy, que la distancia es tan grande, seguimos tan unidos como en los traumas de la adolescencia o las alegrías de la madurez.
    Así que, por todo lo que me habéis hecho recordar y por comprender lo que significa la palabra AMIGO/A al 100%: ¡¡¡GRACIAS!!!.
    Y enhorabuena por eso que sentís que os une para siempre, ya que, como dice Moncho Borrajo: AMIGO es una palabra tan difícil de entender, que la utilizan los imbéciles sin comprender su significado.
    Chin-chin, again!
    ;-)

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