En su ya lejana juventud, los viejos del palco eran aficionados al modelismo (estático y militar para ser exactos). Una cosa lleva a la otra, y... +/- Leer más
el modelismo les llevó a la revista "Military Modelling". Un día, motivados por sus aficiones y alentados por una moderada consumición de cerveza, publicaron un anuncio en dicha revista pidiendo gorras militares de cualquier parte del mundo. Durante unos años cambiaron prendas de cabeza (así se les llama a lo fino) con gente del Reino Unido, Polonia, Nueva Zelanda, Australia y otros exóticos parajes. Si bien sus achaques no les permiten continuar con figuras y maquetas con el ritmo y dedicación que a ellos les gustaría, todavía, de vez en cuando, despliegan sus archiperres bajo la luz del flexo y se ejercitan en tan noble afición. Lo que sí que han conservado y mantendrán hasta el último de sus días es esa persistente manía de pedir a todo el que conocen (o no) que les traiga una gorra militar de su destino de vacaciones, trastero a vaciar o casa de sus abuelos a derribar. En este blog se recogerán pensamientos repentinos, ideas (las más de las veces descabelladas), vivencias publicables y se compartirán con la audiencia las adquisiciones gorrísticas (o de gorra) acumuladas a lo largo de tantos y tantos años. Y por qué no, alguna que otra figura recién pintadita, antes de que el polvo cubra sus detalles.

miércoles, marzo 05, 2008

misión uno

Convengamos en llamar RR a ese probo funcionario que se desplaza casi todos los meses al sur, a desempeñar su imprescindible labor durante la sesión plenaria. Largas jornadas de trabajo, tan cargadas de estrés (y a veces escuatro y escinco, sobre todo a final de legislatura), que apenas es posible disfrutar mínimamente las pausas de desayuno, café, aperitivo, alumerzo, café, otro café, cervecita(s), más café, cita-para-ver-dónde-se-va-esta-noche, etc.

Aquella vez la sesión se prolongó más allá de la media noche, y nuestro RR tuvo que volver derechito al hotel con un simple bocadillo entre pecho y espalda. Nada de aviateurs, nada de perestroika, derechito a la piltra. Cuando entró en su habitación vio algo sobre la mesita que él no había dejado. Allí, perfectamente colocados uno al lado de otro, había un paquete de tabaco, un envoltorio de costo y una nota escrita en una extraña lengua (que luego resultó ser senegalés) pero firmada con un legible e inquietante appel moi, Hassan. La noche fue tensa, agitada, porque si bien RR no conoce el senegalés, y las expresiones tales como ponerle a uno el orto como un bebedero de patos no figuran en el léxico de su lengua materna, era ésa justamente la sensación que flotaba en el ambiente. Cada crujido de la cama, cada ronquido de la habitación de al lado, cada movimiento de sombra provocado por los faros de los coches sobresaltaba a RR que, rápidamente, miraba a su alrededor para asegurarse de que su honrilla trasera no era ultrajada de malas maneras, y sin consentimiento, por el tal Hassan o algún paisano suyo.

A la mañana siguiente, RR contó lo sucedido en recepción, sin nombrar lo estupefaciente de la historia. El gerente del hotel le dio una explicación más o menos satifactoria. Habían tenido durante tres semanas a un huésped que había llegado para recuperarse después de una larga estancia en un hospital y había ocupado su misma habitación. La señora de la limpieza había subido la nota de parte de alguien que había estado esperando en el hall la tarde anterior.

A RR le pareció raro tanto el establecimiento, lo menos parecido a un balneario o casa de reposo que había en la ciudad, descontando burdeles y el cuartel de la legión extranjera, como el "tratamiento" de la convalescencia, pero aceptó las disculpas y se reincorporó, con su integridad orto-rectal íntegramente íntegra, a su trabajo.

Pero cometió un tremendo error...
(continuará)

9 comentarios:

  1. ...con las luces del día e insatisfecho por la explicación del recepcionista del hotel, RR bajó más tarde a desayunar ese día, al fin y al cabo, ya había metido las suficientes horas el día anterior. Él mismo averiguaría la verdadera historia de ese tal Hassan.
    Descendió las escaleras que conducían al departamento de limpieza y a escondidas, divisó...

    ¿qué error?
    ¿qué error?
    piedad, piedad, me muero de ganas por saber dónde la cagó.

    ResponderEliminar
  2. Queridos lectores, echadle un ojo a la foto que se ha "currao" aquí el otro viejo. No le falta detalle...

    ResponderEliminar
  3. ¡dios! qué ojos tan terroríficos.
    RR miró dentro del armario?
    miró debajo de la cama o es muy macho para eso?
    comprobó que no había nadie dentro de la bañera?

    ahhhhhhhhhhhhh

    ResponderEliminar
  4. ¿Armario? ¿Desayuno? ¿En un hotel en misión? ¿Debajo de una cama de un hotel en misión?

    La cama es una tarima de madera con un colchón encima. No hay patas, sino paredes. De todas formas, de poder mirar debajo, nadie en su sano juicio lo haría. A saber qué ecosistema bulle bajo esos colchones. Casi mejor un Hassan limpito (casi, digo).

    RR no es de Bilbao, sino de bastante más al norte, pero tampoco le hubiera asustado mirar debajo de la cama de haber podido. Lo que si hizo fue correr la cortina de la ducha de golpe y ver que sobre el plato de la ducha no había nadie.

    ResponderEliminar
  5. ¡dios, qué alivio! me voy a preparar la cena y no sigo, que luego no puedo dormir bien y lo mismo me tengo que hacer la muerta. Tres o cuatro veces... jejeje

    ResponderEliminar
  6. Ciertamente se parece mucho a los garitos en los que dormí en Marruecos hace años, que tiempos, bueno volveré parar ver como termian el tema...

    saludos

    ResponderEliminar
  7. Dios no!!!! esos contiunarán me dejan siempre con la miel en la boca jajajajjaajajaja

    Besicosssss

    ResponderEliminar
  8. Yo tambien quiero hacerme elmuerto tres o cuatro veces.

    Pero mucho me temo que a la primera se lo crean de verdad y llamen al forense.

    Statler, estas liando una buena, lo que no sabe toda esta gente es que todo esto no solo es cierto, si no que además es verdad..., no?

    ResponderEliminar
  9. Qué iluso!!!, si los árabes NO son homosexuales, que es pecado y deshonroso...
    Por eso en El Cairo el Hotel Ramses Hilton es famoso por recibir a las hordas de maricas saudíes de vacaciones y si te pasas por el hall del susodicho, sólo ves "homes, homiños, macacos e macaquiños"...
    ¡Ah!, y, por supuesto, los árabes ni fuman, ni beben alcohol, ni se drogan... Todos ésos son vicios patrimonio de los infieles, pero ellos no, por Allah que no!!!!...
    rejuasrejuasreuas

    ResponderEliminar