En su ya lejana juventud, los viejos del palco eran aficionados al modelismo (estático y militar para ser exactos). Una cosa lleva a la otra, y... +/- Leer más
el modelismo les llevó a la revista "Military Modelling". Un día, motivados por sus aficiones y alentados por una moderada consumición de cerveza, publicaron un anuncio en dicha revista pidiendo gorras militares de cualquier parte del mundo. Durante unos años cambiaron prendas de cabeza (así se les llama a lo fino) con gente del Reino Unido, Polonia, Nueva Zelanda, Australia y otros exóticos parajes. Si bien sus achaques no les permiten continuar con figuras y maquetas con el ritmo y dedicación que a ellos les gustaría, todavía, de vez en cuando, despliegan sus archiperres bajo la luz del flexo y se ejercitan en tan noble afición. Lo que sí que han conservado y mantendrán hasta el último de sus días es esa persistente manía de pedir a todo el que conocen (o no) que les traiga una gorra militar de su destino de vacaciones, trastero a vaciar o casa de sus abuelos a derribar. En este blog se recogerán pensamientos repentinos, ideas (las más de las veces descabelladas), vivencias publicables y se compartirán con la audiencia las adquisiciones gorrísticas (o de gorra) acumuladas a lo largo de tantos y tantos años. Y por qué no, alguna que otra figura recién pintadita, antes de que el polvo cubra sus detalles.

jueves, abril 10, 2008

ES_V_008

Yo diría que es una boina para clases de tropa de las FAMET (cruzando fuerte los dedos).

4 comentarios:

  1. Muy gonit_ta.

    El azul esta un poco desvirtuado gracias al flash.

    ResponderEliminar
  2. A la atención de don Waldorfo Muppet.

    Muy señor mío:
    Espero que al recibo de la presente se encuentre usted bien de salud. Yo quedo bien, a.D.g.

    Le alegrará saber que tomo en consideración su comentario en la justa medida que merece como tal. Me permito recordarle, no obstante, las enseñanzas del sabio refranero castellano, sobre todo las tocantes a lo que de improcedente tiene el enseñar al padre de uno a hacer hijos, fotográficamente hablando.

    Sin otro particular, y reprimiendo las ganas de enviarle a usted a tomar por cuenta de la diputación provincial de la circunscripción que usted elija, una vez publicadas las balanzas fiscales, se despide de usted, este, que lo es, suyo afectísimo,

    Estatlero Muppet, QEHLJ.

    ResponderEliminar
  3. pues si, tiene toda la pinta de ser una boina

    :)

    besitos

    lágrimas de mar

    ResponderEliminar
  4. El miércoles coincidí en el metro con dos policías o soldados (no lo puedo asegurar porque era un uniforme diferente y desconocido para mí) que llevaban una gorra del mismo color, de plato (más bien de bandeja porque era exageradamente grande y redonda), con el ribete rojo y el escudo dorado del ágila de Egipto encima del ojo izquierdo. Además de que era fea de coj... y no pegaba con el unidorme, era de piel de teleñeco, color Coco, llena de bollos (bolas del tamaño de garbanzos), vieja y sucia con solera. Y me acordé de preguntar dónde se consiguen esas gorras y me dijeron que las dan en los cuarteles, que no se venden en tiendas normales, salvo "ilegalmente" algunas que han sido robadas o revendidas... Y me parece extraño lo de las tiendas de disfraces, porque aquí no hay carnaval y nunca he visto ninguna, salvo jugueterías y sólo para niños (viene por aquel chat). Lo que puede ser más probable es que alguien pasara por el Khan y confundiera la ropa de bellydance, de los derviches, los gaiteiros (en Egipto también los hay y las gaitas son más al estilo escocés que gallego)... con disfraces, porque pasa con frecuencia. Anécdota "real" (doble sentido): tengo unos amigos bastante "posh", de ésos que creen saberlo todo de todo y siempre tener razón, que tras una visita a Egipto volvieron con un master (como la mayoría de los turistas). La gracia fue que se compraron sendas galabeyas en el Khan, una de mujer y otra de hombre. La de hombre era azul marino con bordados en dorado y él explicaba que ésas eran las que usaban los nobles en la época de la realeza, que había sido carísima y que no se la querían vender porque a los egipcios no les gustaba que los occidentales usaran sus ropas tradicionales, por tener significado religioso (mentira cochina). Yo me callé, controlando el ataque de risa que me estaba dando. Le habían vendido una galabeya de mujer, a pesar de que el vendedor se negaba e intentaba explicarle que no era para hombre (las de hombre son de corte camisero, de color plano y sin adornos: blanca, celeste, marrón, gris, marino...). Como él no comprendía lo que le explicaba el paisano, se montó su película y la contaba todo orgulloso y con el pecho henchido. Cada vez que iba a su casa y los encontraba con sendas galabeyas, me ponía malísima aguantando la risa. Y un día no me aguanté y le enseñé las fotos a mi faraón. Las carcajadas que soltó y los comentarios que hizo son irrepetibles por escrito, pero aún hoy, cada vez que pasamos por una tienda traicional y vemos las "galabeyas reales", nos miramos y nos partimos de risa acordándonos de mi amigo el "posh", tan ufano vestido de mujer... juasjuasjuas

    ResponderEliminar