En su ya lejana juventud, los viejos del palco eran aficionados al modelismo (estático y militar para ser exactos). Una cosa lleva a la otra, y... +/- Leer más
el modelismo les llevó a la revista "Military Modelling". Un día, motivados por sus aficiones y alentados por una moderada consumición de cerveza, publicaron un anuncio en dicha revista pidiendo gorras militares de cualquier parte del mundo. Durante unos años cambiaron prendas de cabeza (así se les llama a lo fino) con gente del Reino Unido, Polonia, Nueva Zelanda, Australia y otros exóticos parajes. Si bien sus achaques no les permiten continuar con figuras y maquetas con el ritmo y dedicación que a ellos les gustaría, todavía, de vez en cuando, despliegan sus archiperres bajo la luz del flexo y se ejercitan en tan noble afición. Lo que sí que han conservado y mantendrán hasta el último de sus días es esa persistente manía de pedir a todo el que conocen (o no) que les traiga una gorra militar de su destino de vacaciones, trastero a vaciar o casa de sus abuelos a derribar. En este blog se recogerán pensamientos repentinos, ideas (las más de las veces descabelladas), vivencias publicables y se compartirán con la audiencia las adquisiciones gorrísticas (o de gorra) acumuladas a lo largo de tantos y tantos años. Y por qué no, alguna que otra figura recién pintadita, antes de que el polvo cubra sus detalles.

martes, abril 22, 2008

Pannini, pinturas en serie como bocadillos, ¿de ahí el nombre?


A fuer de pecar de incultura sobre el asunto en cuestión, me atrevo a preguntar:
¿A ver, solo me lo parece a mi o este tio pintaba siempre lo mismo?

El tal Giovanni Pannini.

4 comentarios:

  1. O "cuando un burro coge una linde..."

    Igual es que le había pillao el tranquillo. Alguien nos lo aclarará (espero).

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  2. yo creo que si me hubiera pintado a mi tendría un toque más sexy
    :)

    besotes

    lágrimas de mar

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  3. La uno, la dos y la seis son "misma cosa, paisa".
    Mi teoría son dos... ejem.
    Mis queridos niños, abran bien las orejotas.
    Teoría namberhuán: su madre dijo que pintaba muy bien, el Panetone se lo creyó y (por no fallar y agradar a su madre) siempre pintaba lo mismo, con dos cojones.
    Teoría nambertchú: mientras que el resto de pintores aprovechaban una y otra vez los lienzos hasta que les "salía" lo que querían, el Panrico este iba de sobrao y prueba a prueba las iba guardando. Cuando los familiares heredaron la casa de Panrico, en lugar de tirar los cuadros al contenedor azul se fueron al rastro. Recuerdo que aquel día comieron en Casa Lucio huevos estrellados.

    Salu2

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  4. NINGUNA ES IGUAL, anda y fijaros bien.

    Mucho ojo en el triangulo y total pa que?

    Nchst...

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