Este fin de semana está teniendo lugar el mercado medieval de la comuna de Etterbeek, a dos pasos de casa. Además de lo típico de estos mercados (artesanías, guerreros dándose mamporros, quesos franceses de todos los tamaños, formas, colores y sabores, lechones asados, juegos tradicionales), éste se caracteriza por la presencia de los bomberos de Bruselas, que traen sus camiones, sus mangueras y una mega-escala a la que te dejan subir y disfrutar de una inusual vista del barrio. Observad que el blasón comunal es de manual de primero de heráldica.
Y yo me pregunto: ¿hay algo menos medieval que un bombero? Bueno, sí, el jack rabbitt ese... Lo fundamental de la caseta de los bomberos no son sus camisetas para sacar dinero para su asociación, ni las merguez o las chipolatas, sino su cervezota del troll. Riquísima. Pues este año ha habido que conformarse con la Jupiler y una kriek que bueno, teniendo en cuenta lo curioso de la cerveza de cereza, tampoco estaba mal.
Asistimos a un curioso momento. Un montón de buenos mozos en el barril de al lado (barriles que hacían las veces de mesas) se entretenían en calentar unas bandas de cera fría de depilar, bandas que escondieron corriendo cuando apareció otro compañero suyo, vestido con gorro y casaca de papá noel, medias de seda negra con encajes en la muslera y... un cinturón de buzo, de esos con plomos. Uno de los bomberos de la caseta se acercó a él, le vendó los ojos, le llevaron a una mesa, le sujetaron entre varios y... RIS RAS, le depilaron casi todo entre gritos, carcajadas y cánticos.
¿Novatada? El bombero que nos había servido las cervezas, que ya conocemos de otros años y que fue el encargado de vendarle los ojos me dijo que sí, que en cierto modo lo era, pero no por su incorporación al cuartelillo, sino porque el pobre muchacho se casaba a la semana siguiente. Me salió del fondo del alma decir "ah, que se casa el pobre muchacho". Y los tres casados que había alrededor en el momento de mi comentario, cruzamos miradas de comprensión y nos descojinamos. Y es que no escarmientan...
La tarde del domingo, durante la última vuelta al mercado, nos sorprendió una tremenda explosión. No, no había sido una freidora (utensilio obligatorio en Bélgica en cualquier caseta que se precie). Eran los poco medievales, pero pintorescos arcabuceros de la milice bourgeoise 1583 (bandera y uniformes al menos coinicidían) que "desfilaban" por allí con sus tambores y su oficial, empeñado en conseguir descargas uniformes de los tiradores y tratar que una milicia pareciera una unidad militar. Yo no sé si lo tenían preparado o no, pero todo el tiempo dieron la impresión de que Pancho Villa podía estar orgulloso de su marcialidad.
Y yo me pregunto: ¿hay algo menos medieval que un bombero? Bueno, sí, el jack rabbitt ese... Lo fundamental de la caseta de los bomberos no son sus camisetas para sacar dinero para su asociación, ni las merguez o las chipolatas, sino su cervezota del troll. Riquísima. Pues este año ha habido que conformarse con la Jupiler y una kriek que bueno, teniendo en cuenta lo curioso de la cerveza de cereza, tampoco estaba mal.
Asistimos a un curioso momento. Un montón de buenos mozos en el barril de al lado (barriles que hacían las veces de mesas) se entretenían en calentar unas bandas de cera fría de depilar, bandas que escondieron corriendo cuando apareció otro compañero suyo, vestido con gorro y casaca de papá noel, medias de seda negra con encajes en la muslera y... un cinturón de buzo, de esos con plomos. Uno de los bomberos de la caseta se acercó a él, le vendó los ojos, le llevaron a una mesa, le sujetaron entre varios y... RIS RAS, le depilaron casi todo entre gritos, carcajadas y cánticos.
¿Novatada? El bombero que nos había servido las cervezas, que ya conocemos de otros años y que fue el encargado de vendarle los ojos me dijo que sí, que en cierto modo lo era, pero no por su incorporación al cuartelillo, sino porque el pobre muchacho se casaba a la semana siguiente. Me salió del fondo del alma decir "ah, que se casa el pobre muchacho". Y los tres casados que había alrededor en el momento de mi comentario, cruzamos miradas de comprensión y nos descojinamos. Y es que no escarmientan...
La tarde del domingo, durante la última vuelta al mercado, nos sorprendió una tremenda explosión. No, no había sido una freidora (utensilio obligatorio en Bélgica en cualquier caseta que se precie). Eran los poco medievales, pero pintorescos arcabuceros de la milice bourgeoise 1583 (bandera y uniformes al menos coinicidían) que "desfilaban" por allí con sus tambores y su oficial, empeñado en conseguir descargas uniformes de los tiradores y tratar que una milicia pareciera una unidad militar. Yo no sé si lo tenían preparado o no, pero todo el tiempo dieron la impresión de que Pancho Villa podía estar orgulloso de su marcialidad.
¡¡¿¿Consolador se dice Jack Rabbit en belga??!!
ResponderEliminarDefinitivamente, de todos los pueblos de la Galia los belgas son los más absurdos, como mínimo.
A mí siguen sin gustarme los mercadillos, medievales o no, en el extranjero o en casa. Me metes en un mercadillo y me convierto en la niña del exorcista. ¡NO PUEDO CON ELLOS! :-(
ResponderEliminarMe encantan los mercadillos y los medievales me parecen muy pintorescos
ResponderEliminarBesitos y cariños
Lágrimas de mar
Como decía Rafael "El Gallo": "tIe qu'haber gente pa to"
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