A esos grandes científicos, cuyos conocimientos adecuadamente publicados hacen que nuestras vidas sean mucho más fáciles, y muchas veces sin siquiera sospecharlo.
Quiero hoy homenajear desde aquí a los doctores Streitwieser y Font Quer.
Al primero por su tratado de química orgánica, y al segundo por su diccionario de botánica, ambos bien conocidos por generaciones de estudiantes de Farmacia.
Gracias infinitas a ellos, y más concretamente, gracias al grosor de sus manuales (que coincidía exactamente con la altura del zócalo del armario nuevo -Ikea- que montamos el pasado fin de semana y que nos ayudó de manera decisiva a la colocación de las pesadas puertas con espejo).
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Por desgracia, el trabajo de la gente de ciencia suele pasar desapercibido para la mayoría de los ocupados ciudadnos pegados al televisor. Las noticias de ciencia, además, no venden. Esta entrada me parece muy, pero que muy oportuna.
ResponderEliminarSí Manuel, si no fuera porque la "utilidad" es otra bien distinta.
ResponderEliminarAunque, claro, cada uno es cada uno...
Vailima
La que no ha comprado jamás nada de IKEA
Nunca digas "nunca jamás" ni "este cura no es mi padre".
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