En su ya lejana juventud, los viejos del palco eran aficionados al modelismo (estático y militar para ser exactos). Una cosa lleva a la otra, y... +/- Leer más
el modelismo les llevó a la revista "Military Modelling". Un día, motivados por sus aficiones y alentados por una moderada consumición de cerveza, publicaron un anuncio en dicha revista pidiendo gorras militares de cualquier parte del mundo. Durante unos años cambiaron prendas de cabeza (así se les llama a lo fino) con gente del Reino Unido, Polonia, Nueva Zelanda, Australia y otros exóticos parajes. Si bien sus achaques no les permiten continuar con figuras y maquetas con el ritmo y dedicación que a ellos les gustaría, todavía, de vez en cuando, despliegan sus archiperres bajo la luz del flexo y se ejercitan en tan noble afición. Lo que sí que han conservado y mantendrán hasta el último de sus días es esa persistente manía de pedir a todo el que conocen (o no) que les traiga una gorra militar de su destino de vacaciones, trastero a vaciar o casa de sus abuelos a derribar. En este blog se recogerán pensamientos repentinos, ideas (las más de las veces descabelladas), vivencias publicables y se compartirán con la audiencia las adquisiciones gorrísticas (o de gorra) acumuladas a lo largo de tantos y tantos años. Y por qué no, alguna que otra figura recién pintadita, antes de que el polvo cubra sus detalles.

miércoles, octubre 22, 2008

Perdí la carrera

Para quien no se haya leído la introducción del blog, sí, ahí donde pone eso de 'leer más...' y nadie lo hace, esto puede sonarle a chino, pero allá va. ¡Ah! y leéroslo, coña, que se tardó un huevo en escribir.

Hace muchos años, más de una década, estos viejos eran asiduos a una concentración/tertulia/marujería/degustación/escuela/confesionario/colaboración/y no sé cuantas cosas más que radicaba en la tienda/taller o como a él le hubiera gustado que lo llamáramos, estudio, de nuestro colega/maestro/sacafaltas/pagacañas/proveedor habitual y en verdad amigo "el Beneito". Allí, con la escusa del hobby de las figuritas de plomo, del cual casi no tienen, pasábamos montones de horas reunidos concentrándonos/tertuliando/marujeando/degustando/estudiando/confesando/colaborando/y un montón de cosas más.

En este mundillo se crea muchas veces al tirón de las novedades de las cosas que gustan a los propios aficionados, es decir: si se estrena Alatriste, hacemos figuritas de Alatriste, si Braveheart de Mel Gibson (no del propio William Wallace, si, es triste, pero...), si llega el aniversario de Trafalgar el mercado se llena de bustos del amigo Horatio, si se edita "Un día de cólera" se usa la portada para plasmar las luchas del 2 de mayo y es que el tirón del mercado a los que viven del hobby les marca la senda. Pero muchos otros, aun llevándonos de vez en cuando por el tirón de la moda imperante en este cerrado ambiente, gustábamos de buscarnos la vida y crear figuras o dioramas (las escénicas, para que nos entendamos) si no originales al menos no impuestas por los fabricantes. Eso sí, no teníamos ningún reparo en coger lo mas granado de esos fabricantes y canibalizarlo para nuestros fines. Así nacieron multitud de obras, no sé si de arte, que pueblan multitud de vitrinas llenas de polvo.

Nuestro amigo, "el Beneito", y su gran biblioteca que nadie usaba sino para ver las estampas de los libros buscando ideas para crear, ayudó durante años a la mediocre creatividad de algunos y a la virguera habilidad de otros. En uno de esos libros encontré la obra de Eugenio Álvarez Dumont, "Malasaña y su hija" y en ningún sitio más la encontré, de modo que pensé en su originalidad y en que ejecutando (nunca mejor dicho) la confección de un diorama sobre el tema me granjearía algún trofeo de esos de certámenes internacionales de prestigio, claro, nacionales no los había. Dicho y hecho, como siempre y sin contarlo, empezó la búsqueda de los materiales necesarios entre las miles de piezas sueltas por casa, el taller de "el Beneito", etc., llegando incluso a ¡comprar algún kit, para completarlo!.

Circunstancias vitales diversas y variadas hicieron que algunos dejáramos el hobby por la vida y otros la vida por el hobby, como fue el caso de "el Beneito", ayudado por sus dos paquetes de Nobel diarios.

Años después, de vez en cuando, aun nos gusta mirar para añorar aquellos tiempos y descubrir, por ejemplo, que los herederos artísticos de "el Beneito" han realizado el diorama inacabado, no sé si con más fortuna artística o no, que este viejo pretendía. No es el caso, ya que no estamos en ese mundo ya, pero en ningún concurso tendría trofeo ni en ningún foro prestigio por plagiar a una marca comercial, ya que nadie creería que yo lo empecé antes.

Ilustremos este trozo de la historia de nuestras vidas y sirva de panegírico a nuestro amigo "el Beneito".
"Malasaña y su hija" de Eugenio Álvarez Dumont

a la izquierda la obra de Miniaturas F.M. Beneito y a la derecha mi obra inacabada.

5 comentarios:

  1. Y yo que suspendía plástica en el colegio...ver estas cosas me mata de la envidia...

    Besicos

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  2. Hay que inaugurar bien pronto una nueva "tag" para ir mostrando nuestras obras, sobre todo las del otro viejo, que tienen mucho más mérito, trabajo, finura, etc. que las mías.

    O como hubiera dicho "el Beneito": están más limpitas.

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  3. Me he quedado anonadada que no significa que me haya quedado "ano" "nada", o sea sin culo, sino que me parece que sois verdaderos artistas de ésos que tanto complacían a mis amigos vieneses de final del XIX.
    Se necesita mucha mano, mucha paciencia y un gusto estético exquisito para hacer esto.
    felicidades y buen finde.
    Sed buenos

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  4. ¡Qué historia más guapa! Y ahora ¿vas a acabarla?
    ¿El viejo más viejo también hace eses coses?
    Me sorprende vuestro blog, mucho...

    Besines asturianos

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  5. Claro que si que las hace muyé. Prometo acabarla, lo que no se es cuando, como en otras cosas, se pierde "mano" y son muchos años sin tocar el asunto.
    Que el blog te sorprende?, pues no veas si nos conocieras de verdad.

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