En su ya lejana juventud, los viejos del palco eran aficionados al modelismo (estático y militar para ser exactos). Una cosa lleva a la otra, y... +/- Leer más
el modelismo les llevó a la revista "Military Modelling". Un día, motivados por sus aficiones y alentados por una moderada consumición de cerveza, publicaron un anuncio en dicha revista pidiendo gorras militares de cualquier parte del mundo. Durante unos años cambiaron prendas de cabeza (así se les llama a lo fino) con gente del Reino Unido, Polonia, Nueva Zelanda, Australia y otros exóticos parajes. Si bien sus achaques no les permiten continuar con figuras y maquetas con el ritmo y dedicación que a ellos les gustaría, todavía, de vez en cuando, despliegan sus archiperres bajo la luz del flexo y se ejercitan en tan noble afición. Lo que sí que han conservado y mantendrán hasta el último de sus días es esa persistente manía de pedir a todo el que conocen (o no) que les traiga una gorra militar de su destino de vacaciones, trastero a vaciar o casa de sus abuelos a derribar. En este blog se recogerán pensamientos repentinos, ideas (las más de las veces descabelladas), vivencias publicables y se compartirán con la audiencia las adquisiciones gorrísticas (o de gorra) acumuladas a lo largo de tantos y tantos años. Y por qué no, alguna que otra figura recién pintadita, antes de que el polvo cubra sus detalles.

sábado, junio 20, 2009

alimañas

La noche siguiente a la "acción", grupos de alimañas mononeuronadas se reunieron en sus tabernas a celebrar no sólo la muerte de aquel enemigo de su patria, sino también la forma en la que había fallecido, retorciéndose de dolor, abrasándose vivo entre los hierros y plásticos medio fundidos de su coche. Lo contaron, lo rememoraron haciendo cómicas muecas y contorsiones, a carcajada batiente. Alguno llegó a gritar "jódete madero" y otro "muere, español".

Pero la PETA nos había enseñado recientemente que incluso los animales más insignificantes, repulsivos y molestos, tenían derecho a vivir.

Yo, en estas circunstancias, y hasta que se me pase la indignación, estoy más por ciscarme en el estado de derecho y reivindicar los tiempos del talión, por un ratito nada más y para esos desesperados y desesperantes hijos de puta, que no tienen sino un pasado inventado y un futuro inexistente.

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