En su ya lejana juventud, los viejos del palco eran aficionados al modelismo (estático y militar para ser exactos). Una cosa lleva a la otra, y... +/- Leer más
el modelismo les llevó a la revista "Military Modelling". Un día, motivados por sus aficiones y alentados por una moderada consumición de cerveza, publicaron un anuncio en dicha revista pidiendo gorras militares de cualquier parte del mundo. Durante unos años cambiaron prendas de cabeza (así se les llama a lo fino) con gente del Reino Unido, Polonia, Nueva Zelanda, Australia y otros exóticos parajes. Si bien sus achaques no les permiten continuar con figuras y maquetas con el ritmo y dedicación que a ellos les gustaría, todavía, de vez en cuando, despliegan sus archiperres bajo la luz del flexo y se ejercitan en tan noble afición. Lo que sí que han conservado y mantendrán hasta el último de sus días es esa persistente manía de pedir a todo el que conocen (o no) que les traiga una gorra militar de su destino de vacaciones, trastero a vaciar o casa de sus abuelos a derribar. En este blog se recogerán pensamientos repentinos, ideas (las más de las veces descabelladas), vivencias publicables y se compartirán con la audiencia las adquisiciones gorrísticas (o de gorra) acumuladas a lo largo de tantos y tantos años. Y por qué no, alguna que otra figura recién pintadita, antes de que el polvo cubra sus detalles.

martes, diciembre 22, 2009

Crónicas "angolanas" IV

Elementos

Ni Felipe II mandó su flota a luchar contra los elementos ni nosotros podemos hacer más de lo que hacemos cuando todo se confabula contra nuestros objetivos. Ni esto es el Escorial ni nosotros somos ni Romeo ni Julieta, ni yo un caballero de los que dicen ¡Ní!

Cuando no es la red, son los mozos; cuando no son los teléfonos, son las autoridades. El caso es que hay momentos a lo largo del día en los que nos sentimos como Don Quijote justo justo después del porrazo contra los molinos que creyó gigantes.

Angola balda y "baldaos" estamos.

En uno de esos momentos de desolación absoluta (como la de aquella escena de las películas del inspector Clouseau, en la que regresa a casa, cuelga sus guantes en el galán de noche y caen al suelo, cuelga su sombrero en el galán y también cae... y el mira al cielo y abre las manos en demanda de una clemente explicación) pillé al pobre BH, coordinador de la misión, que por un sólo instante dejaba ver en su rostro la impotencia que sentía. Courage, le dije, y me contestó: "No, verás, yo ya me doy por satisfecho con que el tiempo no pare. ¿Sábes esos momentos en los que uno quiere que el tiempo se pare? Pues yo quiero justo lo contrario, que no se pare, que siga discurriendo, y si puede ser mas deprisa, mejor."

Pero además de problemas también hay folclore, del artístico y del social, del que se baila y del que se padece. Hoy mismamente el microbús se ha parado en una esquina y un grupo de chicos de color (negro) ha empezado a insultarnos a los blancos que íbamos dentro, haciendo comentarios sobre la reputación de nuestras madres, que cuestionaban sin excesivas florituras del lenguaje. Yo he entendido lo que decía uno de ellos y he puesto una cara que le ha debido parecer insultante, así que ha pegado un puñetazo al cristal de la ventana. El conductor al oír el golpe ha salido del atasco haciendo chirriar las ruedas. No, hoy no teníamos escolta.

Anoche, en la recepción de los co-presidentes hubo música y bailes angolanos y creo que por primera vez en mi vida aprecié la danza como expresión artística. Lo que hasta ahora eran chicos y chicas guapos y proporcionados contorsionándose más o menos grácilemente, o dando saltitos, ayer se convirtió en una serie de movimientos sensuales, atractivos y atrayentes. No, no eran viejas, ni estaban gordas. (Enfermos.)

Horas antes de ésto montaron en los pasillos de la asamblea un tenderete con motivo del día anti sida. Daban pines y preservativos, o dicho de otra manera, pinchos y globitos. Con el reparto de los preservativos masculinos no había problema. Empezaron dándolos de uno en uno, y luego de tres en tres (tralara tralara... que fácil es). Con los femeninos facilitaban también un prospecto, porque parece que la cosa no es tan sencilla. Parece que no tuvieron el éxito esperado entre los castos representantes de los estados miembros, ni siquiera entre las lujuriosas huestes del funcionariado, y no estaba previsto recoger lo sobrante. Mañana vuelvo a casa con alrededor de doscientos condones fabricados en China. Tengo que hablar con Dimitri. El sabrá que hacer con ellos.

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