En su ya lejana juventud, los viejos del palco eran aficionados al modelismo (estático y militar para ser exactos). Una cosa lleva a la otra, y... +/- Leer más
el modelismo les llevó a la revista "Military Modelling". Un día, motivados por sus aficiones y alentados por una moderada consumición de cerveza, publicaron un anuncio en dicha revista pidiendo gorras militares de cualquier parte del mundo. Durante unos años cambiaron prendas de cabeza (así se les llama a lo fino) con gente del Reino Unido, Polonia, Nueva Zelanda, Australia y otros exóticos parajes. Si bien sus achaques no les permiten continuar con figuras y maquetas con el ritmo y dedicación que a ellos les gustaría, todavía, de vez en cuando, despliegan sus archiperres bajo la luz del flexo y se ejercitan en tan noble afición. Lo que sí que han conservado y mantendrán hasta el último de sus días es esa persistente manía de pedir a todo el que conocen (o no) que les traiga una gorra militar de su destino de vacaciones, trastero a vaciar o casa de sus abuelos a derribar. En este blog se recogerán pensamientos repentinos, ideas (las más de las veces descabelladas), vivencias publicables y se compartirán con la audiencia las adquisiciones gorrísticas (o de gorra) acumuladas a lo largo de tantos y tantos años. Y por qué no, alguna que otra figura recién pintadita, antes de que el polvo cubra sus detalles.

domingo, diciembre 06, 2009

Crónicas "angolanas" V

El "retonno"

Cronología:
  • 15h30 Salida del hotel
  • 16h15 Llegada al Aeropuerto de Luanda (a cuatro kilómetros del hotel)
  • 17h15 Conseguida tarjeta de embarque (mostrador dedicado)
  • 17h45 Llegada a la "lounge" (carpa gigante de plástico, como el resto de la terminal, pero alfombrada y con sillones de cuero)
  • 20h05 Embarque (media hora después de la hora de salida prevista)
  • 20h40 Comienza la descarga de equipajes del avión, llegado a las 18h40
  • 21h40 Fin de labores de descarga y carga de equipajes
  • 21h48 Despegue
  • 22h39 Aterrizaje en Kinshasa
  • 23h52 Despegue
  • 07h25 Aterrizaje en Bruselas (hora prevista: 06h00)
  • 08h15 Recupero mi maleta

Viaje largo, cansado, a pesar de que en business te ceban y te alcoholizan. Ved, calculad los intervalos.

Todavía pienso en aquellas pobres almas que aterrizaron en Luanda el día que nos íbamos y que esperaron más de tres horas para recoger su equipaje.

El aeropuerto de Luanda es todavía un proyecto que debe estar acabado para cuando a primeros de enero comience, en Angola, el campeonato africano de fútbol. Zanjas, obras, polvo, ruido, pasarelas, desvíos: los madrileños nos sentimos como en casa. Dudo que lo acaben.

Si fueron lo primero que vimos al llegar, también fueron lo último al marchar. Me refiero a las chabolas que se extienden interminables alrededor de la ciudad y que llegan hasta el borde mismo de las pistas del aeropuerto.

Desde el cielo Luanda parece una galaxia de bombillas de cuarenta vatios, en la que no se adivina orden ni concierto alguno, ni calles, ni nada que se le parezca. El avión gana altura a base de trazar círculos sobre ese mar de puntitos luminosos para luego adentrarse sobre el mar de verdad y subir en línea recta para luego tomar rumbo nordeste, hacia Kinshasa, tierra adentro.

Ahora, a esta altura, sobre África, es cuando uno comprende en todo su significado la expresión "continente negro". No se ve nada allá abajo. Toda la vida pensando que era por los habitantes y...

La diferencia entre la capital de la República Democrática del Congo, antes Léopoldville y la de Angola desde el aire es que la primera parece asentarse sobre lomas alargadas que bajan hasta el río Congo, a juzgar por lo que parece observando las luces de las también numerosas viviendas precarias.

Después, la negritud más absoluta, la cena y la modorra. Sobrevolando Túnez aparecen las nubes allá abajo, que tapan todo el Mediterráneo y Córcega y Cerdeña, por encima de las cuales pasamos por esos caprichos de las rutas aéreas.

Ya en los Alpes flipo, como cada vez que he pasado por allí en avión (en coche ya os contaré cuando ocurra). A pesar de ser noche cerrada, las cumbres resplandecen, efectos combinados de luna y nieve, en diferentes tonos de gris claro. Lo que supongo son estaciones de esquí y pueblos de alta montaña aparecen como culebrillas de puntos luminosos blancos y amarillos. Otras poblaciones, más abajo en las laderas, sólo se adivinan por sus luces que pugnan por atravesar las nubes encajonadas en los valles, apareciendo como difusos charcos lechosos o amarillentos aquí y allá.

Entrar en Francia y desaparecer la niebla es todo uno. El día empieza a clarear por nuestras cuatro. Este no es ya el continente negro, hay ciudades por todas partes, e hileras de luces que las unen inmóviles, a las que se irán añadiendo pronto las de los coches de los currantes.

Pero volamos más deprisa que el sol, y en Bruselas será todavía de noche cuando aterricemos. Antes, las cabezas de los compañeros han ido apareciendo por encima de los "sillones-cuna". Todos estamos despeinados.

En el viaje a casa me acompaña, metida en los cascos, la música del liejense André Modeste Grétry. Poned en marcha vuestras mulas y escuchadle.

4 comentarios:

  1. Muy bonito; muy bien narrado. Seguro que no he sido el único en ver las nubes sobre Córcega o la negrura de Africa... bueno eso lo veo todos los días sin mediar tu crónica.
    Por cierto, me tienes que decir cuál es el uno por ciento. Tu me ¿no?

    Salu2

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  2. Por cierto, ya que en la crónica nº4 has nombrado la soga... ¿has visto (de los mismos) "el mejor chiste del mundo"?
    Yo lo descubrí el otro día y me tronché...

    Más salu2

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  3. Ya te tenemos más cerca, en las europas :) :) :)

    Estoy deseando ver las fotitos. :* :*



    pd. Eso de poner Luanda a la capital, suena a país africano dicho por un chino. :P


    Bienvenido!!!! :)

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  4. Bueno y las fotos que?
    No si al final no se habra llevado la camara o algo, ya veras.

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