La foto es de aquí.
Anoche, en la semifinal de la Champions que enfrentaba al Inter y al Barça, ganaron el mal gusto, la racanería, el catenaccio, el aparcar el bus delante de la portería. Todo eso pudo con el FÚTBOL de Guardiola.
En el palco rara vez nos ocupamos del fútbol más allá de nuestra aproximación carabanchelera (del Bajo y Extramuros) al tema: festejar las escasas victorias atléticas tanto como las "crisis" mandrilistas. Pero lo de anoche es para comentarlo.
Este senhor Mourinho (morito en portugués) es un prepotente, chulo marrullero y explotador del victimismo tal que se coloca en la mejor situación para ser, en un futuro próximo, entrenador del Mandril.
El guión del partido de vuelta de la semi se presentaba como él lo quería. El Barça chocando una y otra vez ante una defensa trufada de actores de primera fila, que al mínimo roce rodaban por el suelo cual alumnos de escuela de especialistas de cine. Uno de ellos hasta tuvo la desfachatez de entrar al campo después de "estampanarse" contra una valla publicitaria para retorcerse ahí y obligar al árbitro a detener el encuentro. La expulsión rigurosa de uno de los jugadores interistas y luego que el gol del FCB se marcara en fuera de juego eran situaciones que le cuadraban perfectamente. Su objetivo no era ganar el partido, sino la eliminatoria. Hubo un momento en el que un asqueroso olor invadió el banquillo italiano, pero duró poco, lo que tardó el árbitro belga en anular el segundo gol blaugrana por una mano previa, más rigurosa todavía que la expulsión de la primera parte.
Con el pitido final, salió corriendo de su zona técnica y empezó a correr como caballo desbocado sobre el terreno de juego para terminar haciendo gestos provocadores a una grada que se dejó la piel, que parecía rojiblanca. Repugnante (él, no la grada).
Ahí estuvo muy bien sin embargo el operario que puso en marcha los aspersores. A celebrar a casa, bonitos.
Este señor si es tan prepotente, tan chulo y tan vanidoso, seguramente será porque puede, diréis algunos, y su palmarés lo avala, añadiréis. Yo he hecho muchas tonterías en mi vida y no voy presumiendo por ahí de gilipollas, aunque a veces se me note un poco más que otras, y mi palmarés también me avala. Ah, bueno, diréis otros (espero).
El caso es que como queda dicho, la actitud de este individuo es la idónea para entrenar al Mandril y que el secreto objetivo de Florentino y compañía, el de convertir a la mafia merengue en el club de fútbol más odiado de las españas, se termine de cumplir.
¡Amén!
ResponderEliminarLo que no me cuadra es tener que aguantar la jeta del tipo este en esta nuestra casa blogera.
Si había alguna posibilidad de encontrar algo bueno en esta competición era ver ganar al Barça en el Cuernabeu, y va el gilipollas este y lo jode.
Siegqueeeeeee....
Habrá que acostumbrarse, seguro que nos visita con frecuencia.
ResponderEliminarY no hablemos del penalti que cometieron sobre IBRA y que el funesto árbitro no pitó, y eso que apareció con la camiseta con un siete más grande que el de windows.
ResponderEliminarClaro está que por razones ovbias de seguridad no se podía consentir que 25.000 aficionados al Barça invadieran la capital, con el riesgo que eso significaba para la Cibeles y el tribunal constitucional.
La capital está tan acostumbrada a invasiones que cuando se siente incómoda es cuando no viene nadie.
ResponderEliminarPero seguro que alguno sí que hizo la conexión que tú acabas de hacer aquí sobre la presencia masiva de seguidores culés y la presión al "sacrosanto tribunal".