En su ya lejana juventud, los viejos del palco eran aficionados al modelismo (estático y militar para ser exactos). Una cosa lleva a la otra, y... +/- Leer más
el modelismo les llevó a la revista "Military Modelling". Un día, motivados por sus aficiones y alentados por una moderada consumición de cerveza, publicaron un anuncio en dicha revista pidiendo gorras militares de cualquier parte del mundo. Durante unos años cambiaron prendas de cabeza (así se les llama a lo fino) con gente del Reino Unido, Polonia, Nueva Zelanda, Australia y otros exóticos parajes. Si bien sus achaques no les permiten continuar con figuras y maquetas con el ritmo y dedicación que a ellos les gustaría, todavía, de vez en cuando, despliegan sus archiperres bajo la luz del flexo y se ejercitan en tan noble afición. Lo que sí que han conservado y mantendrán hasta el último de sus días es esa persistente manía de pedir a todo el que conocen (o no) que les traiga una gorra militar de su destino de vacaciones, trastero a vaciar o casa de sus abuelos a derribar. En este blog se recogerán pensamientos repentinos, ideas (las más de las veces descabelladas), vivencias publicables y se compartirán con la audiencia las adquisiciones gorrísticas (o de gorra) acumuladas a lo largo de tantos y tantos años. Y por qué no, alguna que otra figura recién pintadita, antes de que el polvo cubra sus detalles.

jueves, mayo 06, 2010

el día en que me cambié a mandriva

Después de unos cuantos años utilizando la distro Ubuntu en un viejo pc portátil, dándole una nueva vida más allá de las limitaciones y cuelgues que le provocaban las contínuas actualizaciones, service packs, antivirus, antispy, adblock inherentes al windows xp, llegó el momento de cambiar de máquina.

Conseguí un pc con un buen procesador, disco duro enorme, bastante memoria ram y una decente tarjeta gráfica a un precio ridículo, seguramente porque lo vendían sin sistema operativo. El vicio que tengo por jugar al MOHAA, al que llevo enganchado ni se sabe el tiempo, y las ganas de mi hija de probar sus SIMS 2, me obligaban a particionar e instalar dos sistemas operativos, uno para utilizar como consola de juegos (el windows) y otro para el resto de usos (internet, edición de textos, organizar fotos y retocarlas eventualmente, home banking, etc.).

Como recomienda la mayoría de linuxeros, empecé por instalar xp, y fue todo sin problemas salvo el sonido. Aquello no funcionaba.

Ubuntu se negó a reconocerme la tarjetea gráfica (todavía lo hace, y sigo probando a cada actualización). Pero linux tiene, afortunadamente, menos problemas que soluciones. Leí que Mandriva, la distro heredera de la mítica Mandrake, era mucho más capaz a la hora de aceptar hardware, así que la bajé y en cuatro cliks tenía un ordenador funcionando al cien por cien. Y ya no me cambio (de momento), sólo actualizo. La versión spring y free es la que más me gusta. Spring porque sale en primavera, y suele ser más "redonda" que la uno, la que sale al final del año anterior. Y free por la variedad de controladores y software que ofrece.

Sólo tres semanas más tarde, después de preguntar aquí (sobre todo aquí, en el palco) y allá, probar con posibles soluciones, que iban de la más peregrina a la más enrevesada técnicamente, y después de consultar no menos de treinta foros en español, inglés y francés, descubrí que para que funcionara el sonido en xp, tenía que editar el registro y borrar todas las entradas que tuvieran un determinado nombre, curiosamente, el mismo del programa gestor del sonido instalado con el software de la placa base. Sin comentarios.

¿Estoy contento con Mandriva? Absolutamente, y eso a pesar de que todavía no he conseguido hacer que funcione la tablet y seguro que es porque no he buscado lo suficiente.

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