P's ties

Nuestro orondo P. se distingue del común de los mortales, aparte de por cosas tales como su talla, su cabello rubio perfectamente peinado y cortado, y bien pegadito a su rostro coloradote, por su peculiar gusto a la hora de elegir corbatas. Fiel a la tradición de que "más que serlo, hay que parecerlo", sólo se atreve a venir sin traje a la oficina algún día de verano, con el edificio casi vacío.

Un día hará patriotismo y vendrá con el símbolo de la libra esterlina estampado mil y una veces, y al siguiente serán euros. Coherencia. Los colores serán siempre discretos y llamativos a la vez (ahí queda eso, a vuestra imaginación lo dejo) de forma que cada día alguien le diga nice tie, P. En navidades serán especialmente festivas y nos recordarán al árbol de navidad más recargado que hayamos podido ver en el "carrefú" y puede que, apretando algún dispositivo oculto en la punta (de la corbata) suene el jingle bells.

Por eso aquel día nos sorprendió tantísimo verle con una corbata negra, simple, si no fuera por una preciosa, finísima, intrincada filigrana gris-plata que la recorría a lo largo. Sorprendidos una vez más, nos acercamos a admirarla y a felicitarle: P., esta vez te has superado.

Nos estaba esperando.

Nos miró con sus ojillos azules, torciendo la cabeza, amontonando los pliegues de su papada sobre el cuello de la camisa y, sonriendo de oreja a oreja, agarró la corbata por su extremo y girándola muy lentamente, lo llevó hasta la altura de la tetilla, hasta dejarla horizontal. Y así, sólo así, pudimos leer en perfecta caligrafía inglesa: Bullshit.