En su ya lejana juventud, los viejos del palco eran aficionados al modelismo (estático y militar para ser exactos). Una cosa lleva a la otra, y... +/- Leer más
el modelismo les llevó a la revista "Military Modelling". Un día, motivados por sus aficiones y alentados por una moderada consumición de cerveza, publicaron un anuncio en dicha revista pidiendo gorras militares de cualquier parte del mundo. Durante unos años cambiaron prendas de cabeza (así se les llama a lo fino) con gente del Reino Unido, Polonia, Nueva Zelanda, Australia y otros exóticos parajes. Si bien sus achaques no les permiten continuar con figuras y maquetas con el ritmo y dedicación que a ellos les gustaría, todavía, de vez en cuando, despliegan sus archiperres bajo la luz del flexo y se ejercitan en tan noble afición. Lo que sí que han conservado y mantendrán hasta el último de sus días es esa persistente manía de pedir a todo el que conocen (o no) que les traiga una gorra militar de su destino de vacaciones, trastero a vaciar o casa de sus abuelos a derribar. En este blog se recogerán pensamientos repentinos, ideas (las más de las veces descabelladas), vivencias publicables y se compartirán con la audiencia las adquisiciones gorrísticas (o de gorra) acumuladas a lo largo de tantos y tantos años. Y por qué no, alguna que otra figura recién pintadita, antes de que el polvo cubra sus detalles.

viernes, agosto 29, 2008

back in town

Cinco mil quinientos ochenta y seis kilómetros y medio (exactos) y treinta y cinco días después, Odiseo Hurtado Itáquez volvió a su casa...

Aquí iba una entrada mucho más larga con la que pretendía más desahogarme que contar el viaje de vuelta (los interesados pueden probar a pedir el relato).

Que os baste saber que un trayecto repetido mil veces y que jamás duró más de dieciocho horas, esta vez se prolongó durante veintitrés y me hizo renunciar a la guinda de las vacaciones, un café con una giputxi amiga.

Aunque más descansado, sigo más quemado que el palo de un churrero. El coche no es moderno. Es un atraso. Olvidadle, no os sometais. Estrellaos en un avión, descarrilad en un ave (porque el tren ya no existe), hundíos en un ferry (porque los barcos ya no...), pero renunciad a pasar vuestro tiempo metidos en una caja de Faraday con ruedas, rodeado por todas partes de otras cajitas iguales, llenas de gente como tú y más feos, soltando humos y ruidos. Dejad de exponer vuestras vidas a mil azares y no perdais el tiempo, vuestro tiempo, lo único verdaderamente vuestro en atascos eternos.

2 comentarios:

  1. gracias cariño mío por la referencia al café. Eso sí, lo de giputxi te lo perdono por tu odisea que si no...
    abrazos varios, me alegra vuestra feliz vuelta.

    ResponderEliminar
  2. Mi pobre chiquitín... No tan chiquitín...

    Yo también, con tan solo 10 años he vivido muchos viajes de otros muchos kilómetros, yo solo digo, hay que acostrumbrarse y de todas maneras es mejor esperar que morir porque, el tiempo es oro pero se nos puede acabar.
    Kiss

    ResponderEliminar