Pero nosotros, el pueblo, nos preguntamos cómo es posible que seamos suficientemente inteligentes para elegir buenos gobernantes y legisladores, y no para dilucidar cuales son las buenas leyes. Y llegamos a la conclusión de que no podemos confiar demasiado en esas cabezas (y la de Alí Mounia es grande y resplandeciente) pensantes.

Al mismo tiempo, en el otro Imperio, el de allende la mar océana, un nuevo príncipe ha sido elegido y será proclamado Gran Emperador Enorme en enero. Sólo la extrema corrección política, rayana en lo absurdo, impedirá a los cronistas decir que la elección la ganó un "mirlo blanco". Pero aquí no tenemos ni esos prejuicios ni esas desmesuradas y borreguiles audiencias. Aquí somos cuatro y prudentes.
P.S.: no os preocupéis por la bomba de la cabecera, son cosas de Waldorf. Si llega a estallar, que lo dudo, veremos que no era letal, sino de confeti.
Tenemos lo que tenemos gracias a ese voto cuatrienal con el que algunos dudan de votar entre lo malo y lo peor.
ResponderEliminarEn cuanto a la bomba de la cabecera, no me preocupa. Creo que os compré un casco no hace mucho en vuestro estupendo bazar. Aún así, espero no tener que ponerlo a prueba. Tal vez, si falla, ya nunca pueda reclamar.
Cuando en el cole empezaron a hablarnos de políticas (movimientos, corrientes, filosofías, ideologías...) varias, yo siemre "replicaba" algo parecido a esta frase del texto: "Pero nosotros, el pueblo, nos preguntamos cómo es posible que seamos suficientemente inteligentes para elegir buenos gobernantes y legisladores, y no para dilucidar cuales son las buenas leyes". Todos, profesores, familiares y amigos, me llamaban anarquista... ???!!!
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