En su ya lejana juventud, los viejos del palco eran aficionados al modelismo (estático y militar para ser exactos). Una cosa lleva a la otra, y... +/- Leer más
el modelismo les llevó a la revista "Military Modelling". Un día, motivados por sus aficiones y alentados por una moderada consumición de cerveza, publicaron un anuncio en dicha revista pidiendo gorras militares de cualquier parte del mundo. Durante unos años cambiaron prendas de cabeza (así se les llama a lo fino) con gente del Reino Unido, Polonia, Nueva Zelanda, Australia y otros exóticos parajes. Si bien sus achaques no les permiten continuar con figuras y maquetas con el ritmo y dedicación que a ellos les gustaría, todavía, de vez en cuando, despliegan sus archiperres bajo la luz del flexo y se ejercitan en tan noble afición. Lo que sí que han conservado y mantendrán hasta el último de sus días es esa persistente manía de pedir a todo el que conocen (o no) que les traiga una gorra militar de su destino de vacaciones, trastero a vaciar o casa de sus abuelos a derribar. En este blog se recogerán pensamientos repentinos, ideas (las más de las veces descabelladas), vivencias publicables y se compartirán con la audiencia las adquisiciones gorrísticas (o de gorra) acumuladas a lo largo de tantos y tantos años. Y por qué no, alguna que otra figura recién pintadita, antes de que el polvo cubra sus detalles.

martes, noviembre 11, 2008

de sabios y mirlos

Cuentan que el sabio Hakim Alí Mounia Amán, al servicio del Imperio, fue de visita a la tribu que acampaba en la llanura de Kirchberg. Allí explicó que para el buen gobierno del Imperio era necesario cambiar las leyes fundamentales. Lamentó mucho que los nativos de Hibernia hubieran rechazado la nueva ley y trato de justificar la situación explicando que el pueblo no está preparado para decidir sobre determinadas cuestiones, y que es mejor dejar esas decisiones en manos de profesionales.

Pero nosotros, el pueblo, nos preguntamos cómo es posible que seamos suficientemente inteligentes para elegir buenos gobernantes y legisladores, y no para dilucidar cuales son las buenas leyes. Y llegamos a la conclusión de que no podemos confiar demasiado en esas cabezas (y la de Alí Mounia es grande y resplandeciente) pensantes.

Y mientras tanto el consejo de sabios, paralizado, se anquilosa definitivamente, aunque dice que trata de encontrar soluciones a la crisis política, eclipsada ahora por otra mayor, económica, de la que habrá que hablar también en este foro (o forillo).

Al mismo tiempo, en el otro Imperio, el de allende la mar océana, un nuevo príncipe ha sido elegido y será proclamado Gran Emperador Enorme en enero. Sólo la extrema corrección política, rayana en lo absurdo, impedirá a los cronistas decir que la elección la ganó un "mirlo blanco". Pero aquí no tenemos ni esos prejuicios ni esas desmesuradas y borreguiles audiencias. Aquí somos cuatro y prudentes.

P.S.: no os preocupéis por la bomba de la cabecera, son cosas de Waldorf. Si llega a estallar, que lo dudo, veremos que no era letal, sino de confeti.

2 comentarios:

  1. Tenemos lo que tenemos gracias a ese voto cuatrienal con el que algunos dudan de votar entre lo malo y lo peor.

    En cuanto a la bomba de la cabecera, no me preocupa. Creo que os compré un casco no hace mucho en vuestro estupendo bazar. Aún así, espero no tener que ponerlo a prueba. Tal vez, si falla, ya nunca pueda reclamar.

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  2. Cuando en el cole empezaron a hablarnos de políticas (movimientos, corrientes, filosofías, ideologías...) varias, yo siemre "replicaba" algo parecido a esta frase del texto: "Pero nosotros, el pueblo, nos preguntamos cómo es posible que seamos suficientemente inteligentes para elegir buenos gobernantes y legisladores, y no para dilucidar cuales son las buenas leyes". Todos, profesores, familiares y amigos, me llamaban anarquista... ???!!!

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