En su ya lejana juventud, los viejos del palco eran aficionados al modelismo (estático y militar para ser exactos). Una cosa lleva a la otra, y... +/- Leer más
el modelismo les llevó a la revista "Military Modelling". Un día, motivados por sus aficiones y alentados por una moderada consumición de cerveza, publicaron un anuncio en dicha revista pidiendo gorras militares de cualquier parte del mundo. Durante unos años cambiaron prendas de cabeza (así se les llama a lo fino) con gente del Reino Unido, Polonia, Nueva Zelanda, Australia y otros exóticos parajes. Si bien sus achaques no les permiten continuar con figuras y maquetas con el ritmo y dedicación que a ellos les gustaría, todavía, de vez en cuando, despliegan sus archiperres bajo la luz del flexo y se ejercitan en tan noble afición. Lo que sí que han conservado y mantendrán hasta el último de sus días es esa persistente manía de pedir a todo el que conocen (o no) que les traiga una gorra militar de su destino de vacaciones, trastero a vaciar o casa de sus abuelos a derribar. En este blog se recogerán pensamientos repentinos, ideas (las más de las veces descabelladas), vivencias publicables y se compartirán con la audiencia las adquisiciones gorrísticas (o de gorra) acumuladas a lo largo de tantos y tantos años. Y por qué no, alguna que otra figura recién pintadita, antes de que el polvo cubra sus detalles.

miércoles, diciembre 17, 2008

El tan anhelado final

El final de la navidad viene marcado en este país, por llamarlo de algún modo, por la fiesta de reyes, que es lo que hace que los nuevos adeptos fijen su fidelidad, es decir sobornamos a los niños para que les guste la navidad y no solo eso, si no que además les hacemos esperar hasta el ultimo día en un despliegue de maldad insolente (que decía el tango). Pero no, ahí no acaba la cosa, queda... el ultimo suplicio...


¡¡EL ROSCÓN!! que no solo es para desayunar, si no que en algunos ambientes, te hacen desayunar, comer merendar y cenar roscón, eso si, empapado en ese chocolate tan espeso que una katana se vería inútil siquiera para removerlo, eso amigos, eso, no puede ser sano. Hay familias que después de haber comido roscón hasta decir basta, congelan porciones para tener para mas días, porciones que una vez llegado el día 9 pasan al ostracismo del congelador ya que ese día empiezan los regímenes correspondientes para paliar otros excesos, y son al final tirados a la basura al cabo de un par de meses, otro dispendio mas.

Y parecía que en todo este horror nos iban a poner coto nuestro europeos gobernantes librándonos al menos de la miserable costumbre de esconder cositas en el roscón, que por cierto cada año son mas miserables, las cositas y los roscones, bueno y también los europeos gobernantes, pues tampoco resulta que el roscón se libra por no ser un juguete lo que esconde, veanlo aquí, y es que el verdadero peligro no está en el regalo, el verdadero peligro es el propio roscón, los empachos que produce en los que les gusta, el odio irrefrenable en los que lo odian y la acidez de estomago en los que lo tienen que comer por cojines, como todos los años.

5 comentarios:

  1. y a mi que me encanta el roscón, que rico!

    besitos

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  2. Bueno...Bueno...Bueno,cuantas veces he visto comentarios tuyos y me he preguntado ¿ cuàndo vendrìas a verme?...pero todo llega y esperè paciente y has venido y he tenido tus palabras " tan anheladas " .

    Me he alegrado mucho de verte en mi blog...

    Gracias por visitarme y ya aprovecho para decirte que me gusta mucho el roscòn y la sorpresa que lleva dentro.

    Felìz Navidad para mi viejito preferido.

    Embrujada dulce como el Roscòn..

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  3. Yo ya paso del roscon, a esas alturas de la peli estoy con el estómago fatal!!!!

    besicos

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  4. Pues ese es el problema, que se acaba fatal de mente y de cuerpo, y uno ya no tiene el cuerpo para muchas tonterías, aunque por damas tan distinguidas siempre se hará un esfuerzo y se caerá en los embrujos que sea menester...

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  5. A mí nunca me ha gustado, de hecho, sólo como una porción y con mucha nata para disimular. Rosco de reyes, jeje, qué nombre tan original.

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