En su ya lejana juventud, los viejos del palco eran aficionados al modelismo (estático y militar para ser exactos). Una cosa lleva a la otra, y... +/- Leer más
el modelismo les llevó a la revista "Military Modelling". Un día, motivados por sus aficiones y alentados por una moderada consumición de cerveza, publicaron un anuncio en dicha revista pidiendo gorras militares de cualquier parte del mundo. Durante unos años cambiaron prendas de cabeza (así se les llama a lo fino) con gente del Reino Unido, Polonia, Nueva Zelanda, Australia y otros exóticos parajes. Si bien sus achaques no les permiten continuar con figuras y maquetas con el ritmo y dedicación que a ellos les gustaría, todavía, de vez en cuando, despliegan sus archiperres bajo la luz del flexo y se ejercitan en tan noble afición. Lo que sí que han conservado y mantendrán hasta el último de sus días es esa persistente manía de pedir a todo el que conocen (o no) que les traiga una gorra militar de su destino de vacaciones, trastero a vaciar o casa de sus abuelos a derribar. En este blog se recogerán pensamientos repentinos, ideas (las más de las veces descabelladas), vivencias publicables y se compartirán con la audiencia las adquisiciones gorrísticas (o de gorra) acumuladas a lo largo de tantos y tantos años. Y por qué no, alguna que otra figura recién pintadita, antes de que el polvo cubra sus detalles.

miércoles, abril 15, 2009

crónica checa

Pensamientos a vuelatecla:

- que sí, que muy bonito,
- que sí, que es una de las ciudades más visitadas de Europa,
- que no, que en España no debe haber una crisis tan gorda cuando el setenta por ciento de las conversaciones que oíamos por la parte turística de la cuidad eran en castellano (y alguna en catalán),
- que cada esquina merece una foto, o dos,
- que los checos caminan más despacio que españoles y belgas,
- que tienen una extraña forma de hacer las camas (no he podido averiguar en este viaje cómo las deshacen),
- que donde esté cualquier cerveza belga que se quite la Pilsner esa, aunque a treinta coronas (poco más de un euro) el medio litro, se hace un esfuerzo,
- que las escaleras mecánicas del metro se mueven a velocidades de vértigo,
- que el metro también, y que los niños pagan medio billete, justo justo lo mismo que una maleta,
- que las fotos de la multitud aclamando a Obama con banderitas checas y estadounidenses en los periódicos locales me dieron un poco de grima,
- y que una checa sin minifalda è comme un giardino senza fiori (quicir, la población femenina con minifalda en Praga es desproporcionada en comparación con la madrileña o la bruselense),

Para análisis más en profundidad, vayan ustedes mismos o pregunten a los reincidentes.

Y como la cabra siempre tira al monte, aquí van dos fotos de regalo:

El bravo y buen soldado Svejk, querido y admirado en el palco por su capacidad de, cumpliendo las órdenes que recibe a rajatabla, ridiculizar a sus superiores (cito: "a mí me echaron del ejército por idiota, bueno, a mí y a un capitán"). Su omnipresencia en Praga es sólo superada por el Golem.

Detalle del escudo de la manga, hombrera y cordones de un soldado de guardia en el Castillo. Asistimos al emocionante momento de la entrega de gafas de sol (suponemos que reglamentarias, porque eran todas igualitas) a los centinelas de manos del cabo de guardia que las llevaba todas en un mazo.

Más fotos aquí.

1 comentario:

  1. Sana envidia de vuestro viaje. Curiosos estos checos y preciosas las fotografías.

    Saludos.

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